El fin del año escolar es siempre un momento oportuno para reflexionar. Hacer un balance de lo que se hizo, de lo que salió mal y de lo que hicimos bien, es parte del aprendizaje del año.

La mayoría de nosotros, al estar a punto de terminar el año escolar reflexionamos y festejamos. Lo hacemos con los alumnos, los amigos, la familia, los compañeros de trabajo, los papás, las y los maestros, y con todo aquel que quiera celebrar el año que cierra.

Pero, más allá de los recuerdos, y de las celebraciones de fin del ciclo ¿cómo podemos hacer para que el ciclo escolar que empieza sea mejor?

En la India enseñan cuatro leyes a meditar. Se dice que si este texto llega a nuestras vidas es porque estamos preparados para entender que nada cae en el lugar equivocado.

Les propongo usar estas leyes como herramientas útiles para pensar, a través de ellas, en el balance de este periodo. Y, especialmente, ver qué podemos hacer para que el año próximo sea aún mejor que el que está por terminar.

1) “La persona que llega es la persona correcta”. Significa que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, como fueron nuestros maestros, alumnos, compañeros, padres de familia. Se afirma que todas las personas que nos rodean están allí por algo. Todas. Aun las que nos complican la vida, hasta aquellas con los que tuvimos problemas y nos molestaron. Todas están en nuestras vidas por algo. Están allí para hacernos aprender y avanzar en cada situación. A veces para aprender a poner límites, ser humildes o ver nuestros errores y cambiar. Para definir qué queremos y qué no. Por algún motivo llegan y permanecen en nuestras vidas. Y seguramente seguirán hasta que sea necesario.

2) “Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido”. Significa que nada, pero absolutamente nada de lo que sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera, por algo llegamos a la Salle y estuviste en ese salón, en ese piso. Ni siquiera el detalle más insignificante fue casualidad. Esta ley afirma la perfección de cada instante. Nos haya gustado o no. No existe: “si hubiera hecho tal cosa… hubiera sucedido tal otra…”. No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, las travesuras, las llamadas de atención, las participaciones, las reuniones, las llegadas tardes, las faltas, etc. tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección. Todas las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas.

La cuestión es no amargarnos ni arrepentirnos de lo que hicimos. Lo hecho, hecho está. Y es esa nuestra oportunidad de aprender. Si no nos gustó lo que hicimos es momento de aprender a actuar de otra manera. Depende de nosotros no tropezarnos dos o tres veces con la misma piedra y tomar el camino correcto.

3) “En cualquier momento que comience es el momento correcto”. Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Que siempre se puede empezar y que es ese el momento correcto para hacerlo. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuándo comenzará.

Siempre, siempre se puede empezar algo nuevo. Siempre es ése el momento perfecto para hacerlo. Ya sea un estudio, una relación, un examen, una cita, etc.

Nunca es tarde.

No hay que tener miedo a empezar o a cambiar. Y jamás pensar: ya es tarde, ya soy grande, ya para que, no tiene caso, nada cambiara, nadie me hará caso, etc. Cada instante es una oportunidad.

4) “Cuando algo termina, termina”. Simple. Lo que se acabó se acabó. La ley nos recuerda que es necesario aprender a aceptar las conclusiones. Las cosas concluyen. Se acaban. Antes o después todo se acaba.

No es bueno quedar aferrado a algo que ya terminó o no se dio. Esta actitud nos detiene. Nos impide apreciar lo que comienza o puede comenzar. Si algo terminó lo mejor es dejarlo, seguir adelante y avanzar.

Quedar aferrado a una situación que ha terminado sólo causa tristeza, frustración, nostalgia y desolación.

Aceptar los finales es un arte. Saber decir, esto terminó, no se repetirá, ni será igual de nuevo. Ya no es para mí. Se acabó. Y poder reiniciar. Reiniciarse. Es una arte.

Es necesario no caer en procesos de tristeza y depresión por lo que ya no es.

El desafío es apostar por lo que sí es. Por lo que empieza. Por lo que nace.

NUNCA OLVIDEMOS AGRADECER A DIOS, POR LO BUENO Y LO MALO, Y ESPERAR QUE SEA EL, EL QUE ACOMODE LAS COSAS, COMO LAS TENGA PLANEADAS, SOLO NO QUEDA MEJORAR, CAMBIAR Y PONER DE NUESTRA PARTE.

Autor: Directora Mtra. Virginia Jasso